Revista nº38


En estos tiempos resulta complicado el viaje hacia la libertad de pensamiento, hacia la independencia de criterio, pues da la impresión de que a pesar de que nunca hemos tenido tantas herramientas a nuestro alcance hay gran cantidad de cosas alrededor dirigidas a distraernos, a hacernos perder el tiempo, incluso a perdernos desviándonos de nuestro camino evolutivo.
Estamos saturados de noticias, y lo peor es que la mayoría son negativas, pesimistas, oscuras… así el futuro –si nos quedamos ahí- se nos presenta negro, muy negro y los miedos de todo tipo crecen en todos los ámbitos de nuestra vida.
Es por eso que, sin desconectarnos de la realidad que vivimos (porque eso nos servirá para valorar la dimensión del problema y poder buscar las estrategias para solucionar lo que esté en nuestra mano); sin desconectarnos, decía, de esa realidad, si que es aconsejable seguir algunos consejos para volver –siquiera a ratitos- a nuestro centro, a conectar con el propósito fundamental de nuestra existencia, a sintonizar con nuestro interior:
Medita, contempla, ora, practica el silencio. Esos momentos diarios son tan importantes y necesarios como la higiene, la alimentación o el descanso. Hemos de buscar espacios y tiempos para vaciarnos de todo el material espurio que almacena nuestra mente, buscar tiempo para apreciar la belleza, para tomar consciencia de todo lo que la vida nos regala, para conectar con nuestro Ser Interior, para escuchar la voz de la intuición, para sentir que somos seres trascendentes que estamos viviendo una experiencia humana.
Recupera la conexión con la naturaleza. Ya lo hemos dicho muchas veces, es imprescindible volver a conectar con la Madre Tierra, eso satisface nuestra necesidad de sentirnos ubicados, de pertenencia, de arraigo… que son tan importantes para el Ser. La naturaleza ha sido siempre fuente de conocimiento, de sabiduría, de salud y equilibrio, y el ser humano de estos tiempos no puede permitirse el desaprovechar esta fuente de poder que está a su alcance.
Vive con un ritmo adecuado, el que marca tu corazón es un buen referente. La quietud, el sosiego, el ir despacio nos permitirá apreciar mejor los paisajes que recorremos, tomar consciencia para poder captar la verdadera belleza en cuanto y cuantos nos rodean, descubrir los dones propios y los del otro… Vivir periodos de soledad sin miedo para poder sentir tu trayectoria en libertad, sin apegos ni deseos, para sentirte chispa divina recorriendo el mundo de las experiencias materiales, con un origen, con un destino y con la consciencia de tu Ser esencial, acompañado en ocasiones por otros Caminantes, pero sabiendo que tu destino es único.
Rodéate de aquello que te hace sentir bien, cuida tu entorno vibratorio. Hemos de recuperar el sentido de lo sagrado, abrirnos a lo sutil, levantar la mirada, ampliarla, tomar consciencia de la relatividad de cuanto vivimos, buscar con atención abierta, definir tu intención y concretar tu acción. Busca el orden, el equilibrio, la armonía, aliméntate de energías que te ayuden a crecer, que te permitan desarrollar todo tu potencial.
Trabaja en grupo. Un pequeño grupo satisface las tres necesidades básicas del ser humano: inclusión, control y afecto. El trabajo en grupo te permite experimentar y poner en práctica –como en una especie de laboratorio social- lo que aprendes, lo que intuyes, lo que anhelas. Los compañeros del grupo son espejos donde te reflejas y reflejas tu realidad, lo que te permite objetivarte, ajustar tu percepción de las cosas, ampliar tu bagaje. Compartir, cooperar, luchar por objetivos comunes, crear proyectos que te permitan salir de ti mismo y descubrir que perteneces a un todo mucho mayor.
Cultiva la inocencia, evita juzgar, comparar, criticar, quejarte. Aprende a vivir con sencillez, disfruta de lo pequeño, los caminos sencillos a veces nos pasan desapercibidos porque estamos acostumbrados a valorar lo que es difícil y complicado, lo que nos cuesta esfuerzo y trabajo. Es hora de cambiar también ese modelo y descubrir las sincronicidades que se producen en nuestra vida, la magia que está presente en cada instante esperando para hacerse realidad.
Utiliza tu corazón, deja que él –dotado de una inteligencia superior- sea la guía de cuanto hagas, pienses y sientas. Aprende a escuchar desde el corazón, aprende a hablar desde el corazón, aprende a actuar desde el corazón… Y cuando te sientas perdido, cuando no sepas qué hacer o qué camino tomar, recuerda… coloca tu mano derecha sobre el corazón, la izquierda sobre las fontanelas y pregúntate: ¿Cómo resolvería mi corazón…? ¿Cómo gestionaría mi corazón…? ¿Cómo respondería mi corazón…? ¿Cómo actuaría mi corazón…?... Y después atrévete a poner en práctica la respuesta que hayas recibido.